"El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito de galerías hexagonales..." ( ... )
"...observó que todos los libros, por diversos que sean, constan de elementos iguales: el punto, la coma, las veintidós letras del alfabeto. También alegó un hecho que todos los viajeros han confirmado: no hay, en la Biblioteca, dos libros idénticos. De esas premisas incontrovertibles dedujo que la Biblioteca es total y que sus anaqueles registran todas las posibles combinaciones de los veintitantos símbolos ortográficos (número, aunque vastísimo, no infinito) o sea todo lo que es dable expresar: en todos los idiomas. Todo...”
La Biblioteca de Babel. Jorge Luis Borges.
LA ARQUITECTURA DEL PABELLÓN.
El pabellón se materializa a partir de la sucesión de planos suspendidos de tela, colgados de la estructura existente en el predio de exposiciones de Frankfurt.
Los planos, que en su repetición configuran el infinito, delimitan un volumen etéreo. Desde el exterior casi no se vislumbra el interior, es necesario atravesar los velos para buscar un centro. El Pabellón Argentino se define a partir de esto, como un edificio efímero que desarrolla en su interior espacios protegidos, espacios íntimos.
Por dentro, es horadado por volúmenes hexagonales dé distintas alturas, creando los ambientes necesarios para que las diferentes actividades se desarrollen. Si bien la atmósfera de todo el pabellón es constante, cada sector del programa está identificado con un color diferente de alfombra y equipamiento, creando matices particulares dentro del ambiente general.
El programa queda contenido en estos hexágonos vacíos e interiores que conectan sus lados, se interrelacionan, bifurcan sus caminos, se expanden, se comprimen.
Todo el perímetro del pabellón es permeable: el acceso puede realizarse desde los lados cortos, o por cualquiera de los espacios entre velos. El pabellón plantea sumergirse en un mundo Borgiano, de neblinas, de múltiples estratos de tiempo, de laberintos, de infinitud. El recorrido no tiene un orden preestablecido ni unas pautas claras. Visitarlo por completo implica transitar cada uno de sus capilares, porque cada uno representa y reproduce una situación diferente. Esta multiplicidad, logra una síntesis en el volumen general.
Las partes configuran el todo.
LA IMAGINACIÓN COMO SÚPER-VIVENCIA.
Durante el recorrido cada paseante, va configurando una imagen particular de la Argentina, va imaginando en el transitar a tientas por el pabellón, una visión total de nuestro país. La imaginación es utilizada como recurso para atravesar la tiniebla, descorrer los velos.
Decidimos recrear en el pabellón, la situación: ser argentino. Frente a la constante inestabilidad, vivimos imaginando que nuestra vida puede cambiar, vivimos a partir de "lo que no es, pero puede llegar a ser". Es nuestra supervivencia: desafiar la realidad, sobrellevarla, superarla, supervivirla, vivirla intensamente. Desde lo cotidiano, soñamos con algo mejor, imaginamos un salvador. El trayecto es impredecible: no saber que puede pasar es parte de nuestra angustia y de nuestra esperanza, de nuestra virtud y espontaneidad, de nuestro ingenio para improvisar.
TODA LA ARGENTINA EN FRANKFURT
Al haber sido designada la Argentina como "País Invitado de Honor", es una excelente oportunidad para dar a conocer nuestra diversidad. El Pabellón Argentino, no solo exhibirá producciones literarias, sino artísticas, sonoras, objetos de nuestras múltiples culturas, nuestra historia, nuestra memoria, todo aquello que nos define, nos emociona, nos enseña y desarrolla. El pabellón será esa geografía que nos contiene: el Glaciar Perito Moreno, las Cataratas del Iguazú, las Salinas Grandes, la Quebrada de Las Conchas, "...el centro secreto de las manzanas, los patios últimos... “(Buenos Aires, Jorge Luis Borges).
Todos nuestros paisajes, la Argentina toda.
El volumen del pabellón, se define a partir de una sucesión de planos verticales de tela semitransparente (velos) suspendidos de la estructura existente. Estas telas portarán las imágenes y las frases de los máximos exponentes de nuestra Historia como Nación. Hablarán por nosotros.
Esta forma de expresarnos ya la conocemos. Son las mismas telas que usamos para manifestar nuestras ideas, comunicarnos con nuestros ídolos, festejar victorias, reclamar lo que es nuestro y alguna vez nos han quitado, pedir justicia y, por sobre todas las cosas, escribir las palabras que jamás debemos olvidar, para seguir creciendo.
La intención de haber materializado esta sucesión de planos, conformando corredores o capilares angostos, es poder trasmitirle al visitante este carácter de búsqueda individual, más que recorrerlo en forma colectiva, reflejando matices importantes de nuestra sociedad actual. No obstante, entendiendo el problema de la gran afluencia de público, maximizamos los espacios entre velos, sin perder el espíritu de esta búsqueda individual, aumentando la distancia entre ellos en un 50 % (de 1.00m a 1.50m).
Para compensar esta pérdida de materia y para que no se desdibuje esta idea de pabellón total, hemos tomado dos decisiones: la primera, es aumentar la profundidad mínima de los velos que separan el corredor general, del interior del pabellón, también en un 50% (de 1.00m a 1.50m), incrementando el “espesor de muro” del volumen; la segunda, es aumentar la densidad de la trama de la tela para que la transparencia sea menor, de manera de no perder nunca ese misterio de ir develando el interior.
Aumentamos los accesos al pabellón sobre los lados cortos, como así también calibramos los anchos de las calles perimetrales, de manera de tener una perspectiva de la totalidad del pabellón aún mayor.
El mobiliario del Pabellón, colabora en la generación de este espacio laberíntico y a la vez infinito y total. Su forma de organización, permite que los visitantes se sientan envueltos por el universo argentino. De acuerdo a las distintas necesidades de exposición, proyectamos tres tipos de anaqueles con distintas alturas y profundidades, según sean soporte de gráfica, libros u objetos.
Argentina, cultura en movimiento
Cuando el pabellón comience a ser utilizado, la gente en su recorrer, moverá involuntariamente los velos de su límite. Este movimiento será imprevisto y aleatorio, generando la idea de estar habitando algo vivo, algo que respira y late. Este descorrer velos expresará el lema del pabellón.
Arq. Atilio Pentimalli, Ana Laura Arlia, Mariana Pons, Matías Lien Benitez.
Asesor: Francisco Arlía