lunes, 18 de mayo de 2009

CONCURSO NACIONAL VIVIENDA SOCIAL EXPERIMENTAL

PROPUESTA Z

“Henderson quedó fascinado por la riqueza de la vida en comunidad de su barrio. Aquí se hallaba el elemento perdido en los nuevos centros urbanos – la íntima relación de las personas entre sí y el medio que las rodea”.
Estructuras urbanas. Estudios de Alison y Peter Smithson

Familias del ámbito rural, se trasladan a uno nuevo, urbano. Mantener la identidad aprendida, generar con ella una nueva, conseguir la re identificación, la del nuevo ambiente.

La casa es el primer lugar donde el hombre se reconoce, donde adquiere su primera identidad. La calle, aparece como el segundo entorno donde esa identidad se despliega, donde el contacto con el otro la modifica, donde el vivir en sociedad cobra sentido, donde la identidad del conjunto nace y trae consigo la respuesta a la necesidad de pertenencia del hombre.
Consideramos la calle como eso, como elemento clave que entrega el espíritu de pertenencia a los habitantes de una ciudad, como elemento básico y constitutivo de la vida social en la ciudad.
Pensamos la calle no solo en su sentido meramente funcional (como un espacio donde desembocan los frentes de las viviendas y por donde se circula), sino como el lugar de expresión social, el lugar donde las distintas individualidades, las experiencias diversas, entran en contacto, el lugar donde re identificarse, contaminarse, aprender del otro.
La continuación a nivel, entre vereda y vía vehicular y las plazas contenidas en las veredas, favorecen este intercambio y más aún el juego de los niños, quienes toman de este espacio sus primeros contactos con el mundo extraño al hogar.

El panel pivotante que hace las veces de cerramiento del comedor, pivota sobre un eje que transforma su posición vertical a una horizontal. El panel deja de ser muro para ser sombra, para ser resguardo, para acoger el disfrute del aire fresco, del mate a la sombra, del asadito de los domingos. Al abrir el panel el muro se disuelve y el espacio interior se proyecta hacia el exterior, al igual que el exterior lo hace hacia el interior. Espacio cerrado y espacio abierto, también se toman de las manos para generar otro mejor al que hubieran conseguido individualmente.


Volver a empezar en otro ámbito, llevar consigo una identidad, compatibilizar con el nuevo lugar, ayudarnos a vivir en comunidad, ser recibido, recibir, dar la bienvenida, una mano de abuela, nuestras manos todas juntas, las acogedoras manos.



PROPUESTA VISERA

Recuperar en la ciudad pautas de la vida rural. Disfrutar de la vida al aire libre, del fresco a la sombra de un gran árbol. ¿Cómo conseguir no añorar la vida anterior, como disfrutar del verde en la ciudad?

La vivienda se desarrolla al cobijo de una gran visera verde. Los perfiles de acero galvanizado (con un recubrimiento reforzado para permanecer expuestos al exterior) son sustento de vegetación. La pérgola verde será la encargada de llevar constantemente las experiencias vividas a la nueva cotidianeidad, de trasladar el ámbito rural a la ciudad. Los volúmenes de la vivienda quedan contenidos, protegidos y a la vez delimitados por ella.

La visera verde genera un marco conceptual de trabajo. Plantea un control de crecimiento sobre el frente y colabora en la creación de un ámbito interior natural, tamizando de sombras a cada unidad, volviéndolas blandas y orgánicas, manifestando su carácter de crecimiento latente.

Durante el invierno, cuando la incidencia de los rayos del sol es rasante, la visera da paso a que éstos ingresen al espacio de la vivienda; durante el verano, cuando la incidencia es más vertical, la vegetación protege a la unidad de los mismos y a la vez permite la circulación de aire fresco entre los volúmenes, dando como resultado un ahorro energético al calefaccionar o refrigerar la vivienda.

Colaboradora: Mariana Pons.