“Henderson quedó fascinado por la riqueza de la vida en comunidad de su barrio. Aquí se hallaba el elemento perdido en los nuevos centros urbanos – la íntima relación de las personas entre sí y el medio que las rodea”.
Estructuras urbanas. Estudios de Alison y Peter Smithson
Familias del ámbito rural, se trasladan a uno nuevo, urbano. Mantener la identidad aprendida, generar con ella una nueva, conseguir la re identificación, la del nuevo ambiente.
La casa es el primer lugar donde el hombre se reconoce, donde adquiere su primera identidad. La calle, aparece como el segundo entorno donde esa identidad se despliega, donde el contacto con el otro la modifica, donde el vivir en sociedad cobra sentido, donde la identidad del conjunto nace y trae consigo la respuesta a la necesidad de pertenencia del hombre.
Consideramos la calle como eso, como elemento clave que entrega el espíritu de pertenencia a los habitantes de una ciudad, como elemento básico y constitutivo de la vida social en la ciudad.
Pensamos la calle no solo en su sentido meramente funcional (como un espacio donde desembocan los frentes de las viviendas y por donde se circula), sino como el lugar de expresión social, el lugar donde las distintas individualidades, las experiencias diversas, entran en contacto, el lugar donde re identificarse, contaminarse, aprender del otro.
La continuación a nivel, entre vereda y vía vehicular y las plazas contenidas en las veredas, favorecen este intercambio y más aún el juego de los niños, quienes toman de este espacio sus primeros contactos con el mundo extraño al hogar.
PROPUESTA VISERA
Durante el invierno, cuando la incidencia de los rayos del sol es rasante, la visera da paso a que éstos ingresen al espacio de la vivienda; durante el verano, cuando la incidencia es más vertical, la vegetación protege a la unidad de los mismos y a la vez permite la circulación de aire fresco entre los volúmenes, dando como resultado un ahorro energético al calefaccionar o refrigerar la vivienda.